Si bien todo ser vivo que posee cerebro puede pensar, existe una diferencia importante entre el ser humano y el resto de animales: el razonamiento. El instinto animal es una forma de pensamiento no basado en la lógica, sino en la experiencia. Mientras que una facultad o cualidad de la mente humana que poseemos es la capacidad de razonar, de buscar y hallar las causas o consecuencias de sus acciones.

De esta manera, podemos definir el pensamiento como “la capacidad que tienen las personas de formar ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras” (Diccionario de Oxford). Es decir, son una serie de acciones mentales “abstractas, voluntarios o involuntarias, y emocionales” que ayudan a formar las ideas sobre lo que nos rodea, tanto el entorno como las personas, así como formar una imagen de sí mismo. Las ciencias que nos ayudan a entender el pensamiento humano son la lógica, la filosofía, la psicología y la psiquiatría.

No hay liderazgo sin el pensamiento crítico

pensamiento críticoSi bien se han llegado a contabilizar hasta 25 tipos de pensamientos, los que más interesan en el mercado laboral son el analítico, el lógico y el reflexivo. Sintetizando o uniéndose todos ellos en el pensamiento crítico. ¿Por qué? Porque la persona que lo tiene y lo usa de forma correcta, es la que basándose en su experiencia y formación (lógico) se dedica a observar y analizar (analítico) la información existente sobre un tema o un proyecto, y plantea de forma racional y reflexiva (reflexivo) una posible solución. Así pues, recomendamos que esta sea una habilidad que no debe faltar en tu currículum. 

Gracias a este tipo de pensamiento se aminoran las posibles ‘sorpresa’ que puedan aparecer tras una toma de decisión. Se puede decir que gracias a él, se suelen optar por soluciones óptimas, ya que al preguntarse por toda una serie de posibles dudas, se pueden encontrar problemas donde parecía que no los había. 

Por este motivo, la persona con un pensamiento crítico se caracteriza por ser inquisitiva y poseer de algún modo las siguientes habilidades:

  • Motivación y curiosidad
  • Capacidad de dudar de las cosas y de reflexionar
  • Flexibilidad
  • Lógica y detección de sesgos
  • Teoría de la mente

¿Cómo fomentamos esta competencia?

Finalmente, según varios estudios de psicología, para potenciar este tipo de pensamiento se aconseja una serie de actividades que os pueden ser de utilidad:

  • Intenta mantener una mente abierta
  • Entrenar la empatía
  • Participar en debates
  • Analizar textos y vídeos
  • Evita los efectos bandwagon y underdog
  • Cuestiona estereotipos
  • Busca y compara elementos contradictorios
  • Investiga y fórmate
  • Aprende a separar la información de lo que esta te provoque
  • Intenta hacer caso a tu intuición