Mientras más de la mitad del país comienza a recuperar la normalidad, hay un sector que no ha parado. El sector de la alimentación ha sido, en estos casi tres meses, uno de los pilares para que la economía nacional no acabara de derrumbarse. Miles de personas han salido a la calle todos los días para que pudiéramos tener las estanterías de los supermercados con existencias. Desde personal agrario, pasando por almacenes, manipuladores, carretilleros, transportistas y reponedores. Pero pese a que han sido semanas de esfuerzo y trabajo, aún queda mucho por hacer de cara a la recuperación total.
Y es que, la industria de alimentación y bebidas también ha tenido su cara amarga. Si en general se ha trabajado diariamente para “garantizar el abastecimiento de alimentos y bebidas a los ciudadanos”, también es cierto que el parón total de la restauración y turismo, han dejado tocada esta industria. Ambos sectores también son otros motores de la economía española y que el sector agroalimentario sustentaba, y ahora hay una gran incertidumbre.
Desde FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas) se es consciente de que el trabajo no ha acabado y que deben seguir empujando para ayudar y reactivar la actividad económica perdida en esta crisis sanitaria. Por esta razón, presentó un Plan de Competitividad del sector, basada en seis grandes bloques:
- Ámbito Económico y Fiscal
- Fomento y Protección del Empleo
- Generación de demanda y fomento del consumo
- Apoyo a la exportación
- Competitividad y sostenibilidad industrial
- Investigación, Desarrollo e Innovación
Un foco de empleo inmediato
En ese impulso de la economía, el factor de creación del empleo será muy importante en los próximos meses. Junto a la logística y sanidad, las empresas alimentarias reforzarán sus plantillas para poder dar cobertura al incremento de solicitudes que recibirán con la progresiva apertura de bares, restaurantes y hoteles. Una vez más, el sector alimentario es uno de los principales generadores de empleo.
Como en la anterior crisis que sufrió el país, las fábricas agroalimentarias, o el transporte, incluso los supermercados, serán el ‘Plan B’ para trabajadores de otros sectores. Y deberá hacerse un trabajo de ‘reciclaje’ por parte de los trabajadores.